El arte nace de la necesidad de fijar lo que nos cautiva, tratando de transmitir, en la medida de lo posible, lo inaprensible. En este sentido, nuestro ambiente, es decir, todo aquello que nos rodea, ha sido numen de infinidad de obras de arte constituyéndose a lo largo de la historia como un género artístico propio, el paisaje.
Partiendo de la premisa de que el paisaje no es el territorio sino una representación que el artista hace del mismo, este género se convierte en una construcción conceptual donde se refleja la forma en que la sociedad interpreta el mundo.
De esta manera, enfrentamos el trabajo de dos artistas chilenos: Horacio Fernández y Rodrigo Nevsky; cuya obra ahonda en los valores y fórmulas estéticas que se le han atribuido al paisaje en nuestra cultura visual. Ambos cuestionan las capacidades críticas, líricas y ficcionales del género e interpretan el mundo que les rodea, o no, a través de cada una de sus pinturas.





