Raquel Álvarez y Marina Aradas colaboran en este proyecto confluyendo sus líneas de trabajo en una propuesta que dialoga con el espacio en el que se enmarca. Ambas artistas gallegas, recién graduadas en Bellas Artes, poseen una trayectoria donde el espacio se hace protagonista. En el caso de Raquel, espacios íntimos y privados, y en el caso de Marina, lugares urbanos y públicos. A través de ellos se establece una conexión entre el sentido de habitar y el sujeto que habita.
Este proyecto se basa en el concepto de refugio como un punto de confluencia entre escultura y sociedad, entre individuo y conjunto. El hecho de habitar da sentido al refugio partiendo de la construcción creativa de ambientes en diferentes espacios, para un uso tanto vital, de primera necesidad, como placentero. Estos son lugares acogedores, íntimos y frágiles.




